Pero como en la Medicina se ha mezclado tan inútil población, que no contempla ni busca más que su propio beneficio, ¿cómo puede ocurrir o seguirse que yo los invite al amor? Por mi parte me avergüenzo de la medicina prestigiosa, que ha caído en tal estafa (Escritos 1537/41)
El médico no es más que el servidor de la Naturaleza, y no su dueño. Por eso corresponde a la Medicina seguir la voluntad de la Naturaleza (Tres libros de cirugía, 1528)
El médico procede de la Naturaleza, ella le hace; sólo aquel que obtiene su experiencia de la Naturaleza es un médico, y no aquel que con la cabeza y con ideas elaboradas escribe, habla y obra en contra de la Naturaleza y de sus peculiaridades (Tres libros de cirugía, 1528)
En una planta hay más virtud y energía que en todos los gruesos libros que se leen en las universidades, a los que no ha sido concedida larga vida (De las cosas naturales, 1526)
Es necesario que todo médico posea rica experiencia, y no sólo de lo que viene en los libros, sino que los enfermos han de ser su libro, ellos no le extraviarán... y no será engañado por ellos. Sin embargo, aquel que se conforma con meras letras es igual que un muerto, y también como médico está por así decirlo muerto. Entonces, como hombre y como médico mata a los enfermos. Ni siquiera un mataperros puede aprender a desollar en los libros sino tan sólo en la experiencia. Tanto más se aplicará esto al médico (Opus Paramirum)
La Medicina descansa sobre cuatro columnas: la Filosofía, la Astronomía, la Alquimia y la Ética. La primera columna debe comprender filosóficamente la tierra y el agua; la segunda debe aportar el pleno conocimiento de lo que es de naturaleza ígnea y aérea; la tercera debería explicar sin falta las propiedades de los cuatro elementos -es decir, de todo el Cosmos- e iniciar en el arte de su elaboración, y finalmente la cuarta debería mostrar al médico aquellas virtudes que han de acompañarle hasta su muerte y deben apoyar y completar las otras tres columnas. (Liber Paragranum)
Así pues, el que la Medicina y los médicos sean obra de Dios explica porqué una y otros han sido creados del fuego y en el fuego. El médico por otra parte existe no por sí mismo, sino por la medicina; razón por la cual resulta necesario que se someta al examen de la naturaleza del mundo y de todo cuanto ella contiene. En semejantes condiciones todo cuanto aprenda de la naturaleza debe confiarlo a su sabiduría, sin pretender al contrario interpretar la naturaleza desde las especulaciones de su inteligencia (Opus Paramirum Libro I cap. 1)
El arte de la Medicina echa sus raíces en el corazón. Si tu corazón es falso, también tu medicina lo será; si tu corazón es recto, también lo será el médico que haya en tí. (Liber Paragranum)
Lo cierto es que en el mismo lugar de la tierra donde existe un veneno mortal, existe también un exacto contraveneno y que del mismo modo que se engendran las enfermedades se produce la salud. Lo lamentable es que haya tan pocos médicos que se interesen por estas cuestiones y las estudien como se merecen. Y que la mayoría se anulen en la simple profesión de contempladores de orinas. Sus sórdidas y culinarias ganancias bastan a esos tales para colmarlos de satisfacción y para persuadirlos de vivir en sus casas, contentos de no hacer nada, ya que sólo ejercen la Medicina para acumular el dinero que con tanta liberalidad les procura el examen de las orinas. ¿Para qué han de complicarse la vida con trabajos más penosos? (Opus Paramirum)
La Naturaleza posee, en efecto, una industria cierta para su propia curación que el médico ignora, por lo que su papel queda reducido al de simple protector o defensor de la Naturaleza" (Opus Paramirum)
Así podéis juzgar, según este principio, cómo en todas las enfermedades hay una ciencia en el médico y otra en la naturaleza del Microcosmos. Ello quiere decir que entre el hombre y las cosas externas hay siempre un cierto acuerdo o similitud que hace que se convengan y ayuden entre sí, y que sólo cuando el hombre ha percibido, admitido y conocido la naturaleza de las cosas, puede llegar a poseer verdaderamente el conocimiento de la anatomía. Pues siendo el Limbo la totalidad del Mundo (Universus-Mundus) y estando el hombre formado en él, se puede establecer que todo debe acordarse con lo que le es semejante. (Opus Paramirum)
Cada miembro externo (macrocósmico) sea la mejor medicina para su correlativo miembro interno y así sucesivamente unos para otros en el mismo orden, pues no cabe duda que en el Gran Mundo están todas las proporciones humanas, divisiones, partes y miembros, así como el hombre en su totalidad (Opus Paramirum)
El poder del astro es siempre superior al poder del médico (Libro de las Entidades)
Sólo la causa celeste puede determinar estos movimientos. Por eso es pura fantasía la de esos médicos que no toman el cielo en consideración, atribuyendo todo al Microcosmos y envolviéndose más y más en el error (Opus Paramirum, Libro II, cap.1)
El hombre debe aprender toda su sabiduría del gran Mundo o Macrocosmos, y no de un solo organismo o Microcosmos. Todo médico se hace, pues, en esta concordancia; el conocimiento del Mundo y, en él y por él, el conocimiento del hombre, Lo cual no constituye dos cosas sino una, que ha de ser finalmente complementada por la experiencia. (Opus Paramirum, Libro I, cap. 1)
Pues por más que la percepción de las apariencias exteriores esté al alcance de todos, corresponde a los médicos esa especial visión interior (contuitio) por la cual nos es dado el secreto de las cosas (Opus Paramirum, Libro 1, cap.2)
Grácies a la col.laboració de Bet Balagué i Gatnau
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